nekare: (Night Watch)
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posted by [personal profile] nekare at 03:15pm on 30/06/2006 under , ,
Eeee, I can't believe I hadn't actually posted this! 'Tis the longest original short story I've written in this entire semester. Which is kinda sad, when you look at it in that way. I honestly don't think I'll be translating it anytime soon - it's too large for that, and translating sucks the fun out of writing, really. And my, my style has changed a lot in so little time, it was more 'poetic' at that time.

Title: Salta del Precipicio
Word Count: 1995
Summary: Iván gets a Limpia, and he's told he has two months to live. It all goes downwards from there.
Author Notes: Written in... March? Don´t really remember anymore. I just found it today XD

Una flor amarilla en el pelo, mil y un pétalos cayendo sobre el suelo y sonrisa en la cara, pecas extendidas sobre su nariz. El sol hace brillar los ojos de Mina, y mientras Iván la observa dar una reverencia, la tela amarilla de su vestido de verano arrugada entre sus manos, se permite soñar por un momento que brillan para él.

Un beso en la mejilla, marca de labios invisible sobre la piel de ella pintado de dobles intenciones y fantasías sin fundamento, y la valentía de Iván se va con ese acto. Ella solo se ríe de su sonrojo, los pequeños pétalos de la flor extendiéndose por su cabello castaño y lo arrastra de la mano hasta que siente el pasto bajo sus pies descalzos, olor a mango bajo los árboles milenarios de Chiapas y persecuciones en las que el perseguido se convierte en el depredador.

Pausa en la vida, vacaciones con el corazón a cien por minuto.

Las maletas se sienten pesadas de regreso, y ella juega con la flor, dándole vueltas entre sus dedos en silencio por el resto del viaje.

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Iván va a hacerse una limpia tres semanas después, apenas media hora de carretera de su casa en Veracruz, y el humo de las velas hace que le lloren los ojos. Le pasan plumas por la cara, rocían sangre de cabra sobre sus dedos, y se pregunta que clase de curiosidad lo ha traído ahí. La curandera mueve levemente la cabeza en negación cuando termina, y no lo ve a los ojos cuando le dice que le quedan dos meses de vida.

Él ríe cuando le cuenta a Mina después, y ella lo regaña por arriba de su taza de café por haber permitido que lo estafaran así. Iván ríe de nuevo, pero su estómago cosquillea de los nervios.

Tiene una úlcera una semana después.

---

“Me preocupo por ti, en serio,” le dice Mina en Septiembre, e Iván no la mira mientras sigue buscando por el idolito perfecto en la tienda esotérica.

“No hay nada de que preocuparse,” le contesta él, las palabras ahumadas por el cigarro mientras exhala. Lleva tres semanas fumando, y no parece poder parar. Calma sus nervios, o al menos, eso es lo que quiere creer.

“Te estás obsesionando, Iván, ¡Solo mírate!” dice con un gesto, señalándolo mientras sostiene ocho amuletos de protección entre los dos brazos con el cigarro colgándole entre los labios, ojos grandes e inquisitivos.

“¿Qué?” Pregunta, y ella suspira mientras Iván paga por toda su parafernalia.

---

Empieza a beber.

El whisky quema su garganta cuando baja por su esófago, abrasando lento mientras enciende incienso (presagioso sobre su piel, cubriendo su ropa). Ha mandando inscribir runas de protección al borde de su puerta, y el dintel esta cubierto en signos curveados, jeroglíficos para Mina, salvavidas para Iván.

Ha perdido peso, y sus costillas asoman mientras se sienta en su sofá vestido solamente con una camisa vieja, ojeras con tinte azuloso que se marcan aún más en la oscuridad. No ha ido a trabajar en más de una semana, y las telarañas formándose en su casa son tan densas como la red de neuronas que está matando en genocidio.

Sigue tomando en silencio, mirando al calendario en frente de él, ojos fijos en las cruces rojas que lo acercan al día de su muerte.

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Va a hacerse otras tres limpias, y una de las curanderas, una señora gorda con dientes tan blancos que hacen contraste con su piel morena, lo abraza al verlo temblar, sentado en un círculo de tiza sobre la tierra, un perro acostado bajo al sol junto a la puerta.

Los tres le dicen que esta perfectamente y el quiere llorar porque sabe que es mentira.

Mina le grita cuando se entera, ojos muy abiertos y puños a los lados, temblando, y él mueve la cabeza en exasperación mientras se sienta en la barra de la cocina.

“Que tu no me quieras creer no es mi problema,” le dice después del sexto caballito de tequila.

“¡Es que tienes que parar!” grita ella desde el centro del cuarto, su falda blanca resaltándose con la suciedad que se ha acumulado en la sala. Él la mira, y puede ver el fin antes del principio.

“No puedo, Mina, Entiende de una vez.” Iván salta de la barra, se pelea con la cajetilla, (manos temblorosas, pulso errático) y la mirada de Mina calándose en sus huesos.

“Es que fue una broma, Iván, ¿cuándo te vas a dar cuenta?” su voz se pinta con desesperación, e Iván ignora la forma en que la piel debajo de sus uñas se vuelve blanca en medias lunas, apenas lográndose contener.

“Si piensas que estoy loco al menos ten la decencia de decírmelo a la cara,” dice Iván escupiendo las palabras, y Mina suspira con los ojos cerrados, su labio inferior temblando tan levemente que le hace querer probarlo.

“Háblame cuando vuelvas en ti,” dice ella sin disimular la rabia, y salta las cajas vacías de comida regadas por el cuarto como cadáveres de sanidad, camisas sucias con manchas de porvenir atorándose en los tacones de sus zapatos.

Él no contesta, y el portazo hace que el único estante intacto en la casa tiemble (del susto igual que él).

Se hunde en el suelo, espalda apoyada en la barra, y toma hasta que se siente a si mismo soñar.

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Renuncia permanentemente seis días después, y su ahora ex-jefe voltea a ver sus ojeras con el ceño fruncido mientras le da su último cheque (el que no merece después de dos semanas de casi ausencia). Iván lo agarra sin una palabra, y maneja hasta el aeropuerto a ciento veinte por hora, una mochila con tres cambios de ropa en el asiento de al lado. Compra un boleto a la India con el cheque y el dinero de la tele que acaba de empeñar (al final al cabo, no la necesitaría, había pensado lúgubremente). Le habla a Mina en cuanto pisa Bombay, la camisa pegada al cuerpo y el polvo empalizándolo con sudor, la cacofonía de los niños jugando y los cláxons descontrolados en sus orejas. No escucha sus gritos muy bien con el ruido de tráfico a medio día; y sus párpados se cierran con la diferencia de horarios y el vodka que se tomó en el avión.

Se queda dormido recargado en la pared, y el sudor hace que los carteles viejos de las novedades de Bollywood se impriman en su camisa (arco iris en sepia, colores corroídos que ya no representan el colorido esplendor de esa nación con elefantes pasando por las calles), el auricular colgando como un péndulo junto a él, la voz de mina asustando a los gatos que se acercan.

Vuelve una semana y media después, el estómago atorado en la garganta de la mirada de confusión que le dio el faquir al que consultó (movida incorrecta, movida humana) y no entendió.

Mina lo recibe en el aeropuerto con el ceño fruncido y los brazos cruzados, pero sin lograr reprimir un suspiro de alivio.

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Dos semanas antes de que se cumpla el plazo, Iván escribe cartas de despedida con una pluma que deja lágrimas de tinta sobre la infinidad blanca.

Las esconde adentro de su libro favorito, y deja la hoja con instrucciones para encontrarlas en su buró.

La carta de Mina no cabe en el sobre, y tiene que comprar uno más grande para que quepan todas las hojas.

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Un día antes, y cuando Mina abre la puerta de su departamento lo encuentra viéndola fijamente con las manos en los bolsillos y los hombros levantados, y él la ve mordiéndose el labio y suspirando al mismo tiempo (acciones contradictorias para una mujer contradictoria) antes de que envuelva sus dedos en la solapa del ligero abrigo negro y lo arrastre dentro, la piel erizada y respiración entrecortada mientras cierra la puerta con su pie sin quitarle los ojos de encima.

Un paso, de él, de ella, de ambos, y están tan cerca que se vuelve difícil respirar. Ella lo besa, las manos sobre las mejillas de él, y ese sueño perdido de hace más de un año se vuelve realidad con saliva compartida y forcejeos con la ropa; y cuando él gime contra la puerta, su labio entre los dientes de Mina y placer trepando por sus venas se da cuenta de la amargura que corroe la ocasión, de la expectación de la noche que no sabe tan dulce como pensó al tintarse con el mañana.

Duermen juntos, y cuando descansan sobre las sábanas pegajosas se miran fijamente en silencio, y ella no sonríe como siempre lo había hecho en sus sueños.

---

Sale del departamento antes de que Mina se despierte, y camina por las calles con el viento casi frío de Octubre colándose entre las puntadas amplias de su abrigo. Camina hacia el mar con las manos en los bolsillos y la mente lejos del pavimento mojado. Se para en la orilla del malecón después del amanecer, siete de la mañana y sol trepando del océano en esa forma hipnótica que solo pasa en el atlántico.

Ve al horizonte como si quisiera encontrar las respuestas al universo, y solo encuentra luces de colores y un cielo pálido cuando el espectáculo termina, y busca en las bolsas de sus pantalones con las manos temblándole hasta que encuentra el frasco de Valium. Lo abre y toma cuatro pastillas con saliva que se quiere secar en su boca, un intento fútil para calmar el dolor que esta seguro llegará ese día.

La brisa salada sube por sus fosas nasales cada vez que las olas rompen en una explosión de espuma contra las paredes centenarias, y el caminar de los cangrejos se confunde con las pisadas agitadas detrás de él.

Le da la espalda al océano, y Mina para a seis pasos de distancia, apenas pudiendo respirar y con hojas marchitas enredadas en su cabello alborotado.

“Este…Te puedo hacer de desayunar. Si quieres.” Le dice Mina con duda en su voz, y él no puede sonreír como quisiera.

Se acerca a ella, saca un pétalo amarillo del nudo café oscuro de su pelo (recuerdo de una vida de verano y desfachatez) y la besa en despedida con la timidez derretida que tanto evitó que lo hiciera antes. Toca su lóbulo por última vez, esa obsesión que lo ha plagado por tanto tiempo, y camina hacia el lado contrario, dejándola parada en el medio del malecón, mirando hacia la infinidad de azules y grises que olean alimentados con el rocío.

Se aleja en silencio, y casi lleva a la unión con la calle cuando oye la voz de ella. “¿Cuándo vas a dejar de ser tan crédulo?” le grita, y cuando Iván voltea la ve con el pelo volando en el viento, furia en su cara.

“Ya no tengo tiempo para dejar de creer.” dice, y el suspiro es llevado por la brisa marítima hasta los oídos de Mina, e Iván se despide sin otra palabra.

Entra al bar más cercano, y no vuelve a salir.

---

El reporte oficial dice Suicidio, intoxicación fatal de alcohol y sedantes, y mientras Mina llora al identificar el cuerpo, murmura entre sollozos como Él no pudo haber hecho algo así, y él es – era, perdón, - muy distraído, ¿Sabe? Fue un error de seguro.

Lucha con los sacerdotes para poder enterrarlo en tierra bendecida, una multitud de sotanas negras diciéndole que debe dejar de engañarse a sí misma, que no es su responsabilidad tratar de salvar su alma, y ella recuerda el último abrazo y sabe que no son más que mentiras.

Se lleva las cenizas a Chiapas, acompañada de las sombras de la familia ausente de Iván y con la carta que ha leído más de mil veces y que ahora descansa dentro de su suéter favorito.

Encuentra una flor amarilla bajo un árbol, y la usa en su pelo por los buenos tiempos.
Music:: Grey's Anatomy's soundtrack
There are 4 comments on this entry. (Reply.)
 
posted by [identity profile] bloody-hell-mhp.livejournal.com at 12:54am on 01/07/2006
¡¡wow, nena!! Esta absolutamente maravilloso. Que bueno haber encontrado a una gran escritora porque una no suele encontrar historias originales en la red. Que suerte que me permitiste conocerte porque ese talento es barbaro, siriusly!!

¡¡Saludos!!
 
posted by [identity profile] nekare.livejournal.com at 01:10am on 01/07/2006
Ahh, gracias, que linda. :) *blush, blush* Pues mira que con [livejournal.com profile] violetion tenía planeado hacer una comunidad para originales en Español, pero no se dio, lástima.
 
posted by [identity profile] dixie-pinky.livejournal.com at 01:14am on 01/07/2006
qe bonito. me encanto, todo muy bien retratado. Uno de esos fics qe casi me hacen llorar (si no fuera por qe odio llorar y evito hacerlo). Muy bueno el detalle de las flores amarillas. Pero qe tristesa por Iván =(.
 
posted by [identity profile] nekare.livejournal.com at 01:42am on 01/07/2006
Jeje, creo que a todo escritor le encanta hacer llorar a la gente XD Las flores amarillas fueron lo que inspiraron todo el asunto, para ser honesta *g*

Muchas gracias, tu comentario me ha dejado toda sonriente. :)

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